Obsesión por el bisturí: la historia de 7 adictos a la cirugía plástica

La tan conocida cirugía plástica es la especialidad médica que se encarga de devolver la normalidad funcional y anatómica a la cobertura corporal, o en términos no tan especializados, aquella que se encarga de embellecer y otorgarle funcionalidad al cuerpo del paciente.

Así,  esta permite corregir las deformidades y deficiencias funcionales transformando la apariencia de todo aquel que pasa por la magia del bisturí.

Esto, con la finalidad de devolver la normalidad, tanto a la apariencia como a la funcionalidad del cuerpo de aquellos pacientes que hayan nacido con un defecto congénito o hayan sufrido algún accidente que le ha hecho perder dicha normalidad. Además, también permite mejorar la estética del cuerpo para embellecerlo al gusto del paciente, ya sea corrigiendo los efectos que el paso de los años traen consigo o solo por pura vanidad.

Por esto mismo, la aplicación de esta especialidad se ha desviado de su objetivo general y se ha convertido en un tratamiento de moda para todo aquel que busca transformarse continuamente con la ayuda del bisturí, siendo tal el auge de la práctica que ahora el 80% de las personas que se hacen cirugías plásticas no lo hacen por deformidades o problemas de salud sino por propia vanidad, inconformidad, para encajar en los patrones de belleza del momento o incluso hasta por adicción a la práctica.

De hecho, Blanc Clinic, expertos en estética facial, resalta que la adicción a las cirugías plásticas es una problemática en aumento. Los cirujanos dicen que se da sobre todo en mujeres de entre 40 y 60 años, las cuales suelen someterse a más de 15 intervenciones.

En el artículo “Plástica extrema: auge de la cultura de la cirugía estética” desarrollado por la Universidad de Medellín, Colombia, y basado en el libro Making the Cut de Anthony Elliott, se indica que una de las razones más determinantes para esta nueva fijación podría ser la influencia de los medios de comunicación, que venden este tipo de especialidad como procedimientos rutinarios y ordinarios que están al alcance de todos, casi como un bronceado artificial o una depilación.

Dentro de este reporte, también se menciona que los aspectos económicos y fenómenos sociales son otros factores clave para esta tendencia. Cada vez son más las personas que están dispuestas a invertir su presupuesto en mejorar su apariencia para encajar en los ideales de belleza del momento.

Por lo mismo, no es de extrañar que famosos de todas partes del mundo sean los primeros en pasar por el quirófano para retocar imperfecciones de su rostro y cuerpo, al final son los que más están expuestos a los medios de comunicación y su trabajo, en muchos casos, se basa en una buena primera impresión.

Lo más preocupantes es que muchos pacientes terminan volviéndose adictos a las cirugías plásticas, realizándose cientos de ellas y muchas veces, terminando por ser irreconocibles. Aquí las historias más sonadas en las salas de espera de los consultorios de cirugía plástica:

Cindy Jackson

De acuerdo al libro de los Guiness Record, Cindy Jackson es la mujer con más cirugías plásticas del mundo, con 47 visitas al quirófano y  alrededor de 99 mil 600 dólares directo al bolsillo de la cirugía plástica.

Este récord le fue otorgado en 2009 e incluso, hasta la fecha, y con todo el auge de la tendencia, aún nadie ha logrado vencerla. Y es que ya por el año 2010, la misma anunció que no se detuvo y llegó a las 49 cirugías cosméticas, superándose a sí misma.

En su colección de casi 50 intervenciones podemos encontrar dos operaciones de nariz, dos levantamientos de párpados, ajuste en rodillas, cintura, abdomen, quijada, implantes de mejilla, reducción de hueso en la barbilla y varios tratamientos químicos, además de una especie de maquillaje permanente.

Hang Mioku

La ex modelo coreana Hang Mioku, es sin duda uno de los casos más sonados.  Se realizó su primera cirugía plástica a los 28 años y ahora, luego de sus 20 intervenciones en total, se le conoce como ‘El monstruo de las cirugías.’

Cuando todo comenzó los médicos le aseguraron que podría tener un trastorno psicológico y se negaron a realizarle más cirugías. Al ver que los profesionales no la querían atender, ella misma se aplicó aceite de cocina y silicona en la cara. 

Primero comenzó con silicona proporcionada por un médico, y cuando vio que no le quedaba más de esta sustancia, comenzó a aplicarse aceite hasta deformarse la cara por completo. 

La situación era tal que la televisión coreana se interesó por su caso y desde un programa pidieron donaciones para ayudar a Hang Mioku a reconstruirse el rostro.

Luego de conseguir el dinero, los médicos tuvieron que realizarle más de 10 operaciones para retirarle 60 gramos de silicona, aceite y otras sustancias de su rostro y 200 gramos del cuello. Finalmente, lograron reducirle el rostro, pero le quedó lleno de cicatrices.

En la actualidad, Hang Mioku tiene 48 años y sigue teniendo la cara desfigurada.

Jocelyn Wildenstein

Por su parte, esta millonaria, conocida por su extravagante estilo de vida y despilfarros, se hizo más de 30 cirugías e invirtió nada menos que alrededor de unos tres millones de euros en su transformación.

Estas innumerables cirugías tenían el propósito de lograr una mirada más “felina”, ya que el millonario francés Alec Wildenstein, su ahora ex marido, amaba a estos animales.

Así, en su afán por complacer los gustos de su pareja y encajar en su estilo, Jocelyn terminó arruinando su cara. Aunque, al menos ella  asegura estar encantada y sentirse hermosa, y en porque en sus propias palabras “consiguió exactamente lo que quería”.

Michael Jackson

Michael Jackson se operó por primera vez la nariz buscando algo diferente, cuando sacó su quinto albúm como solista, Off the Wall (1979), sometiéndose a su primera rinoplastia y comprando un puesto más que fijo en las salas de cirugías plásticas.

Luego de esto, Jackson aún seguía inconforme en su búsqueda por una nariz más pequeña y en 1984 pasa otra vez por quirófano. Cirugías más tarde, en 1991, sus fosas nasales ya presentaban un aspecto triangular tras una cuarta o quinta intervención. Algunos dicen que Jackson se inspiró en Diana Ross para su transformación, otros piensan que lo que quería era borrar toda semejanza con su odiado padre.

Al final, y después de casi cien procedimientos, el cantante trataba desesperadamente de reparar el daño causado por anteriores operaciones e inyecciones fallidas.

Aunque el cantante solo admitió haberse realizado dos cirugías de nariz y una para ponerse un hoyuelo en la barbilla según explicó en su autobiografía Moonwalk. (1988); el doctor Wallace Goodstein, quien lo asistió durante la década de los 90, aseguró que el artista pasaba por la clínica «aproximadamente una vez cada dos meses y se hizo entre 10 y 12 cirugías».

Pete Burns

El cantante de Dead Or Alive se hizo famoso a mediados de los ochenta gracias a la canción “You Spin Me Around (Like A Record)”.

Antes de formar parte del conocido programa de Gran Hermano, se volvió adicto a los cambios de look. Para esto, se hizo implantes de mejillas y de poliacrilamida en sus labios (un gel transparente usado en estética), se sometió a cirugías de nariz y se hizo muchos tatuajes, invirtiendo gran parte de su dinero

Ahora, a sus 53 años, su fama se debe al aspecto resultante de varias operaciones fallidas en nariz,  pómulos, y la peor, sus labios llenos de colágeno.

Incluso, el mismo Burns comenzó una demanda a su cirujano “por destrozar su carrera y la vida,” la cual ganó e hizo una recopilación de sus fallidas experiencias con las cirugías plásticas en el programa de TV “Pete Burn’s Cosmetic Surgery Nightmares” entre 2006 y 2007.

Dennis Avner

Conocido como el Catman, Dennis se ha realizado montones de arreglos estéticos y tatuajes por todo el cuerpo, incluyendo sus notorias transformaciones faciales que lo han vuelto tan famoso, con el sueño de transformarse en un tigre, su animal del tótem, y la verdad es que para su gusto, lo ha logrado.

Los Barbie y Ken en versiones humanas

Justin Jedlica, un joven neoyorquino de más de 30 años, pasa a unirse al grupo de pacientes que se transforman bajo el bisturí para imitar la apariencia de gatos, felinos y ahora, muñecos, al someterse a casi 90 procedimientos estéticos con tal de verse lo más parecido posible a Ken, el novio de Barbie.

Según un reportaje del Huffington Post, el aspirante a Ken gastó más de 100 mil dólares en sus visitas al quirófano.

Por otro lado, Valeria Lukyanova, es la encargada de traer a Barbie al mundo real. Sus dramáticas curvas son casi las de un personaje de ficción. Incluso, algunos creen que la mujer rusa no es así en verdad y que su imagen siempre está retocada con Photoshop; ya que la verdad, su apariencia raya en lo “irreal”. Sin embargo, y por si a las dudas, un periodista de W Magazine la entrevistó y aseguró que es una persona “real,” que solo siguió el estereotipo de belleza con el que creció desde niña y luego la cirugía plástica hizo posible.

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