Hay muchas maneras de disfrutar de la vida y no sé si estaréis de acuerdo conmigo cuando afirmo que el deporte es una de ellas. Por una parte, la práctica deportiva es idónea para que nuestra salud física sea la que queremos que sea. Por otro lado, hacer deporte es lo mejor para tratar de hacer amigos y cultivarnos socialmente. Eso es de una importancia sideral y la verdad es que contribuye de una manera más que evidente a hacer de nuestra vida algo mejor. A nadie vais a oír decir que hacer deporte no ha mejorado en algo su vida.
A lo largo de mi vida, he hecho deportes de todo tipo. Cuando era más pequeño, me interesé por todo lo que tenía que ver con el fútbol, algo muy habitual cuando tienes una corta edad. También jugué, aunque no mucho, al baloncesto e hice mis pinitos con el tenis. Me vino bien todo esto porque conocí gente a la que todavía hoy le guardo un aprecio especial, pero es de justicia decir que empecé a pensar en cambiar de deporte porque necesitaba nuevos retos. Y terminé encontrándolos más pronto que tarde.
Lo hice gracias al buceo. Nunca había imaginado que una práctica deportiva como esta iba a proporcionarme tantas ventajas y me iba a generar tantos buenos momentos. Pero lo cierto es que así ha sido. Me empezó a llamar la atención este asunto después de un par de viajes de vacaciones a varios lugares de costa de nuestro país. Cuando fui a Cataluña, me di cuenta de que había mucha gente que practicaba buceo. De hecho, esta región ocupa la primera posición en lo que tiene que ver con el número de licencias deportivas ligadas a la Federación de Actividades Subacuáticas según un estudio de Statista con más de 4.700 licencias en 2019. Al visitar otros lugares de costa como Andalucía, la Comunidad Valenciana o las Islas Canarias, me di cuenta de que sucedía algo parecido. Y las tres están en la mitad alta de ese ranking al que acabo de hacer referencia.
El caso es que empezó a llamarme poderosamente la atención una actividad como esta y llegué a la conclusión de que tenía que probarla. Ya tenía una edad, no era un niño, y estaba seguro de que no iba a tener ningún problema para que pudiera al menos iniciarme en un campo como este. Ni que decir tiene que estaba bastante ilusionado y que estaba deseoso ya no solo de probar una actividad de este tipo, que tiene un montón de peculiaridades y que no se parece en absoluto a ningún otro tipo de deporte, sino que también deseaba conocer gente nueva.
El lugar en el que vi que tenía posibilidades de empezar a probar la actividad del buceo fue la isla canaria de Lanzarote. Había visitado las Canarias previamente aunque no esta isla en concreto y ya iba con la idea de conocer algo más acerca de una actividad como esta. Empecé a sondear la posibilidad de hacer un pequeño curso y a obtener información para ello. Sopesé varias opciones y decidí hacer un curso con Prodive Lanzarote porque disponía de una variedad bastante interesante de cursos: avanzado, en aguas abiertas… y también organizaba buceos guiados.
Lo primero que hice fue probar uno de los cursos, gracias al que pude descubrir que esta actividad era mucho mejor de lo que me imaginaba. Pude cumplir los objetivos en los que había estado pensando: disfrutar de una actividad deportiva divertida que colmaba mis expectativas y conocer a gente nueva. La verdad es que me encontraba en mi salsa en un lugar como la isla de Lanzarote y haciendo lo que he continuado haciendo durante muchos años más. Aquel verano en el que aprendí a bucear no lo he olvidado y no lo haré fácilmente, como no podía ser de otra manera.
Y es que no solo hice un curso de buceo, sino que también experimenté uno de esos buceos guiados. Disfruté tanto de la experiencia que he vuelto a Lanzarote un par de veces más porque sé de sobra que es una de las mejores zonas ya no solo de España, sino también de Europa en lo que tiene que ver con el buceo. Y también he hecho buceo en otros lados, por supuesto. Estoy hablando de una práctica que he repetido en muchas ocasiones y que se ha convertido en uno de mis grandes pasatiempos.
Podemos sentirnos afortunadas todas aquellas personas a las que nos guste el buceo en nuestro país porque España, de acuerdo con la noticia que voy a enlazar justo ahora y que es propiedad del diario El País, es el paraíso europeo del buceo. El artículo habla de tres tipos de buceadores: el recreativo, el científico y el profesional. Aunque yo he sido de los de la primera categoría, lo cierto es que todo lo que hay debajo de la superficie marina es espectacular y merece que le rindamos una visita siempre que podemos. Es un mundo que muchas veces desconocemos y que presenta una serie de secretos que deberíamos hacer nuestros.
Tengo claro que, de cara al futuro, voy a seguir realizando este tipo de actividades porque la verdad es que me proporcionan una felicidad bastante grande. Se trata de una actividad que me llena y que, además, ha empezado a cautivar la atención de mis hijos, que también han realizado algún curso de iniciación en esta materia. Creo que no hay nada que me pueda hacer más feliz que el hecho de que hiciéramos planes en familia y que pudiéramos disfrutar todos juntos de una actividad que tiene tantas cosas que proporcionar a sus seguidores y fieles.
El deporte es mucho más que fútbol
Ya os he dicho antes que una de las actividades que practicaba anteriormente era el fútbol. La verdad es que no puedo decir que no me hiciera feliz, pero no tiene nada que ver con lo que me proporciona el buceo en los tiempos en los que nos encontramos. Y creo que mucha gente podría opinar lo mismo que yo si se animara a hacer lo que hice yo en su día: cambiar. Es verdad que nuestra sociedad muchas veces no es más que la representación del “sota, caballo y rey” y que no buscamos actividades diferentes a lo puramente tradicional. Y creo que muchas personas serían más felices y sacarían más rendimiento a su tiempo libre si lo hicieran. Es lo que suelo defender en muchos debates con mis amigos y familiares. Y a alguno le he convencido.
Y ya no hablo solo de buceo, sino que también lo puedo hacer de otro tipo de deporte. La mayoría de la gente suele jugar a cinco o seis actividades deportivas: fútbol, fútbol sala, baloncesto, tenis, running o simplemente acudir al gimnasio. Pero la verdad es que hay muchas más cosas que podemos hacer y que nos pueden hacer sumamente felices. Un ejemplo de ello, además del buceo, podría ser el rugby, un deporte duro pero en el que la camaradería es mayor que en muchas otras prácticas deportivas. O el balonmano, que ha perdido fuelle en España en la última década a pesar de los éxitos que han tenido varias de las selecciones españolas en sus diferentes categorías.
Este año, que ha sido olímpico, he prestado atención a las críticas que han sufrido las diferentes federaciones deportivas españolas como consecuencia de la falta de medallas que hemos tenido en muchas disciplinas. Lo cierto es que, si no hay promoción de alguna de esas actividades o la gente no suele practicarlas, ¿de qué nos estamos quejando? Lo primero que debemos hacer es mostrar un interés mayor por distintas actividades deportivas. Esa es la base para que, años más tarde (porque este tipo de proyectos siempre hay que pensarlos a largo plazo), tengamos éxito en materia deportiva.
Hay vida mucho más allá de los deportes que todo el mundo conoce y a los que todo el mundo ha jugado alguna vez. Solo es necesario probar cosas nuevas y no quedarnos en lo de siempre. Los resultados de eso son positivos porque nos permitirán tener una visión periférica mejor de lo que nos gusta más y porque nos permite disfrutar de lo mejor de cada cosa. ¿Y a quién no le gusta disfrutar de lo mejor de cada deporte?
El buceo es no solo una práctica que le va a reportar muchos beneficios a nuestro cuerpo y mente, sino que es toda una experiencia que va a hacer posible que nos quede la sensación de haber aprovechado hasta el último segundo de nuestras vacaciones o de nuestra escapada de fin de semana. Y eso es lo que más importa. Si no fuera por estos momentos, ¿qué demonios sería la vida? ¿Merecería la pena vivirla? Quizá sí, pero menos que si disfrutamos de esos instantes de los que tenemos que seguir sacando todo el partido posible y que son los que nos proporcionan la máxima dosis posible de felicidad.