El tratamiento de la linfedema tras un cáncer de mama

Como resultado de los avances en la investigación y del conocimiento médico en los últimos años del cáncer en general y del cáncer de mama en particular, ha supuesto un gran progreso en cuanto a las expectativas de vida de las personas que lo padecen. Según el observatorio del cáncer en nuestro país durante el año 2019 se diagnosticaron 33.307 nuevos casos de cáncer de mama, el segundo en incidencia en España, lo que representa algo más del 30% de todos los tumores del sexo femenino y con una mayor prevalencia en la franja de edad comprendida entre los 45 y los 65 años.

Una mayor información, una detección precoz y un tratamiento o terapias adecuadas están detrás de la consecución de que la tasa de supervivencia en nuestro país a los 5 años de su diagnóstico se sitúe en el 82,8 %, haciendo también que cada vez haya más mujeres supervivientes que precisen atención de rehabilitación tras superar la enfermedad.

Una de las secuelas más comunes tras la intervención del cáncer de mama y la extirpación de los ganglios de la axila es el desarrollo de una linfedema.

La linfedema se produce por la obstrucción del sistema linfático lo que ocasiona un acumulo anormal de líquidos ricos en proteínas en el espacio intersticial, pudiendo aparecer de manera brusca en cualquier momento desde el inicio del tratamiento o incluso hasta 20 años después. Los factores más relevantes para predisponer a un paciente a padecerlo son la obesidad, el sobrepeso, el número de ganglios extirpados, infección posquirúrgica o la inmovilidad.

Los síntomas que se presentan son:

  • Hinchazón de todo o parte del brazo.
  • Dolor y fatiga.
  • Sensación de pesadez, tirantez o rigidez.
  • Disminución de la movilidad.
  • Infecciones recurrentes, quemazón o entumecimiento local.
  • Endurecimiento y engrosamiento de la piel.

Las medidas preventivas para evitar la aparición de la linfedema son esenciales, ya que una vez que se desarrolla no existe un tratamiento curativo que sea eficaz, únicamente podrán llevarse a cabo tratamientos para estabilizar su control y desarrollo. El fisioterapeuta es el profesional encargado de su tratamiento a través de la realización de un masaje de drenaje linfático manual para favorecer la circulación del líquido linfático, medidas de compresión como la comprensión neumática o mediante prendas de comprensión, así como con la ejecución de otras técnicas como terapia descongestiva, envolvimientos o la realización de unas de tablas de actividades o ejercicios específicos como los respiratorios. Los principales son:

  • Diafragmáticos. Se toma el aire por la nariz hinchando el abdomen, se retiene y se expulsa lentamente por la boca.
  • Torácicos bajos. Se inspira y se mantiene el aire unos segundos en la parte inferior del tórax, para luego expulsarlo lentamente por la boca.
  • Torácicos altos. Se inspira manteniendo por unos segundos el aire en la parte superior del tórax.

Igualmente, hay ejercicios de natación que mejoran y refuerzan la salud del brazo afectado, pero siempre deben realizarse bajo la supervisión y atención de un profesional acreditado. En este sentido, cada vez son más los gimnasios que cuentan con este tipo de ejercicios. Unos gimnasios que también cuentan con los servicios de GestiGym para ser mucho más eficientes y es que esta empresa está especializada en la venta, instalación y configuración de control de accesos y software de gestión deportiva para gimnasios, centros deportivos, entrenamiento personal, piscinas, escuelas de baile, etc.

La realización de estos ejercicios no debe ser en ningún momento extenuante ni agotadora, centrándose principalmente en una suave contracción y extensión de los músculos del brazo.

Otros consejos importantes para su tratamiento son:

  • Mantener un cuidado extremo de la piel, utilizando jabones neutros, un secado minucioso especialmente en pliegues y zonas entre los dedos. Mantener la piel bien hidratada y nutrida.
  • Evitar heridas, cortes o arañazos. Para ello debe evitarse morder las uñas o arrancar los padrastros, así como extremar el cuidado al cortar las uñas, utilizando un cortaúñas y evitando las tijeras.
  • Evitar la sauna, el baño caliente o los baños de sol. Preferiblemente pasear con el brazo cubierto por una camisa y siempre con la protección solar adecuada.
  • Evitar permanecer mucho tiempo con los brazos levantados.
  • En las labores caseras se debe utilizar siempre guantes de goma, que eviten el contacto con productos como lejía, amoniaco, desinfectantes, etc.

Otros tipos de cáncer

Otros tipos de cáncer con incidencia en la población femenina son:

  • Cáncer endometrial. Se sitúa en el revestimiento o capa interna del útero o matriz.
  • Cáncer de cuello uterino. Su origen se sitúa en las células del cuello uterino, la parte inferior del útero que se conecta con la vagina.
  • Cáncer de ovario. Es un tipo de cáncer que comienza en los ovarios.

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