Tipos de prendas para recién nacido.

Cuando se acerca el momento de recibir a un bebé, una de las cosas que más ilusión hace (además de preparar su habitación o elegir el nombre) es comprarle ropita. Pero, claro, con tantos tipos de prendas, tejidos y modelos adorables, es fácil perderse entre lo que es bonito y lo que realmente va a resultar útil; y es que, un recién nacido no necesita armarios llenos de conjuntos a la última moda, sino ropa cómoda, práctica y adecuada para sus primeros meses de vida.

A continuación, vamos a repasar las prendas más importantes que no pueden faltar en el armario de un recién nacido, los diferentes tipos que existen y qué tener en cuenta al elegirlas.

Bodies.

Los bodies son, probablemente, la prenda más útil y versátil para un recién nacido. Se colocan directamente sobre la piel y actúan como una segunda capa que mantiene al bebé calentito, recoge cualquier fuga inesperada y evita que otras prendas se rocen con su piel tan delicada.

Hay bodies de manga corta, de manga larga, con cuello americano (muy fácil de poner y quitar), con corchetes en la parte delantera o en la entrepierna… Lo mejor es tener varios de cada tipo, ya que se ensucian con mucha frecuencia. Durante los primeros meses, los más cómodos son los que se abren por delante o al lateral, porque no necesitas pasarlos por la cabeza del bebé (cosa que suele dar un poco de susto al principio).

Los bodies de algodón suave y sin etiquetas interiores son los más recomendables, ya que evitan irritaciones, y en invierno, puedes recurrir a modelos más gorditos o incluso térmicos si el bebé nace en una zona especialmente fría.

Pijamas enteros.

Otra prenda imprescindible son los pijamas enteros, también conocidos como peleles o pijamitas. Sirven tanto para dormir como para estar en casa durante el día, sobre todo si no vas a salir. Los hay de tejidos finos para el verano y más calentitos para el invierno, con botones o corchetes que facilitan el cambio de pañal sin necesidad de desvestir completamente al bebé.

Una opción muy práctica son los pijamas con pies incorporados, que evitan tener que poner calcetines (que, por cierto, los bebés pierden constantemente). Algunos modelos traen manoplas reversibles en las mangas, perfectas para evitar que se arañen la cara.

En general, durante los primeros meses, los bebés viven casi todo el tiempo en pijama, así que conviene tener una buena colección de ellos, especialmente en las tallas de 0 a 3 meses.

Conjuntos de dos piezas.

Aunque en casa lo más práctico es un body y un pijama, cuando toca salir al pediatra, dar un paseo o simplemente recibir visitas, apetece ponerle algo más mono; ahí entran en juego los conjuntos de dos piezas: camiseta o blusita más pantalón (normalmente con pies también).

Estos conjuntos son muy bonitos para cuando el bebé ya tiene un poquito más de movilidad o cuando te apetece variar su aspecto sin complicarte mucho; de hecho, algunos vienen con tejidos más delicados o con bordados, por lo que son más decorativos que prácticos. Pero oye, una foto con ese conjunto tan lindo que te regalaron tampoco hace daño, ¿verdad?

Eso sí, intenta que el pantalón no apriete en la barriga, ya que muchos bebés tienen cólicos o molestias los primeros meses.

Sacos de dormir.

Los sacos de dormir son una de las mejores opciones cuando hablamos de la ropa de bebé, ya que se encargan de que el bebé duerma calentito sin riesgo de destaparse por la noche ni de que la sábana o la manta le cubran la carita.

Según nos explican los trabajadores de Newness Kids, proveedores de ropa infantil, estas prendas vienen en diferentes grosores (llamados TOG, aunque no hace falta obsesionarse con eso) y se eligen en función de la temperatura de la habitación. Para verano, hay modelos muy ligeros, casi como una sábana con forma de saco, y para invierno, los hay acolchados y con forro interior muy suave.

Hay modelos con cremallera frontal, lateral o incluso con botones en los hombros. Lo importante es que sean fáciles de poner y quitar, sobre todo a la hora del cambio de pañal nocturno (de hecho, algunos diseños se centran incluso en abrir solo la parte inferior).

Polainas.

Las polainas son un básico que no puede faltar. Son pantalones finos, con los pies incorporados, pensados para colocar encima del body y que el bebé esté cómodo, abrigado y libre de calcetines sueltos. Son perfectas para vestirle durante el día, ya sea en casa o para salir.

Muchas polainas vienen con cintura alta o cruzada, lo que ayuda a proteger la zona del ombligo en los primeros días, sobre todo si aún no se ha caído el cordón. También son muy fáciles de lavar, secan rápido y ocupan poco espacio en el cajón.

Jerséis y rebecas.

Cuando bajan las temperaturas, los jerséis y las rebecas de punto son lo mejor para dar una capa extra de abrigo. Se colocan encima del body o del pijama, y aportan ese toque de suavidad y ternura que tanto gusta.

Por otro lado, las rebecas que se abren por delante con botones o corchetes son muy cómodas, ya que no hay que pasar nada por la cabeza del bebé. Además, las puedes ir abriendo o cerrando según la temperatura ambiente, lo cual es muy útil para los cambios de estación.

Gorritos.

Durante los primeros días de vida, los bebés pierden mucho calor por la cabeza, así que es muy común verlos con un gorrito, sobre todo si han nacido en invierno o en un hospital donde el aire acondicionado está a tope; sin embargo, no hace falta tener muchos, ya que con un par de gorritos finos de algodón será más que suficiente.

Más adelante, cuando ya estéis en casa y el bebé haya cogido temperatura, probablemente no lo volverás a usar hasta que llegue el sol del verano, momento en que te hará falta un sombrerito para protegerle la cabecita durante los paseos.

Manoplas.

Aunque al principio parecen prescindibles, las manoplas para bebé tienen su función. Los recién nacidos suelen nacer con las uñas largas, y aunque no siempre se pueden cortar inmediatamente, sí se rascan sin querer, sobre todo en la carita, y en este contexto, un par de manoplas de algodón suave puede evitar más de un arañazo.

Eso sí, no conviene abusar de ellas, ya que los bebés también necesitan explorar el tacto, mover las manos y llevarse los deditos a la boca para calmarse, así que lo mejor es usarlas solo durante el sueño o cuando veas que hay riesgo de que se haga daño.

Calcetines y patucos.

Los calcetines en bebés son, probablemente, una de las prendas que más se pierden. Entre lo pequeñitos que son, lo fácil que se escurren y lo difícil que es mantenerlos en su sitio, acabarás con un cajón lleno de calcetines desparejados.

Aun así, son necesarios, sobre todo cuando el bebé no lleva ropa con pies incorporados. Nosotros te recomendamos elegir modelos con goma suave, que no aprieten, pero tampoco se escurran con facilidad, y si quieres algo más calentito, los patucos de punto o de felpa cumplen muy bien esa función, además de que quedan muy bonitos.

Ranitas, petos y vestidos.

Aunque no sean lo más práctico del mundo, las ranitas, los petos o los vestidos para recién nacidos tienen ese punto entrañable que los hace irresistibles. Para ocasiones especiales, para una sesión de fotos o simplemente porque te apetece verle más arregladito, estas prendas son la guinda del pastel.

  • Las ranitas son como una especie de cubre pañal con tirantes, que se pueden combinar con una camiseta fina o un body debajo.
  • Los petos, por su parte, suelen ser un poco más gruesos y protegen bien la zona del abdomen.
  • En cuanto a los vestidos, si tu bebé es una niña, verás que hay auténticas preciosidades, aunque la mayoría solo se usan unos minutos antes de volver al body de confianza.

Capas, chaquetas y buzos.

Cuando llega el momento de salir, sobre todo en otoño e invierno, hay que sumar una prenda más: el abrigo o buzo. Estos últimos son como un pijama acolchado que cubre todo el cuerpo, incluyendo los pies y a veces incluso las manos. Algunos modelos llevan capucha incorporada y cremalleras laterales para que sea más fácil meter y sacar al bebé sin despertarlo.

Otra opción son las capas o chaquetitas gordas de punto, que se pueden usar en primavera o en días menos fríos. También existen los saquitos para el carrito o el portabebés, que se colocan por fuera y evitan que el niño lleve tantas capas encima.

Baberos y muselinas.

Aunque no son ropa como tal, tanto los baberos como las muselinas son fundamentales para completar el vestuario de un recién nacido. Los baberos ayudan a mantener el body seco cuando babean o regurgitan, y las muselinas sirven para todo: cubrir al bebé, proteger tu ropa, secar lágrimas, taparle del sol… Son el comodín de las madres y padres.

Los modelos más grandes se pueden incluso usar como arrullo improvisado o para colocar sobre el cambiador. Y como ocupan poco y se lavan fácilmente, conviene tener varias siempre a mano.

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