Aún recuerdo el día que llegó la Policía a mi casa. Abrió la puerta mi madre y el agente le entregó una multa. ¿Por orinar en la calle? ¿por una pelea? ¿por un robo? Pues no, fue por pintar en la pared de una zona que estaba abandonada de mi ciudad. Un descampado donde lo único que hizo fue darle un poco de color a una pared que estaba abandonaba. Fueron 100 euros, pero es cierto que los mejores 100 euros invertidos de mi vida. ¿Por qué? Pues porque desde ese día supe que mi forma de expresar ideas sería a través de la pintura.
También fueron muchos años en el colegio donde me echaban la bronca por hacer pintadas en mi cuaderno mientras el profesor daba la lección. Alguno incluso me llegó a echar al pasillo. Ahora, 30 años después es curioso como aquellos profesores que me echaban la bronca, ahora me llaman para decorar las paredes del colegio.
Mi madre se llevó un buen disgusto porque pensaba que era un delincuente, pero también es cierto que con el paso del tiempo ella se dio cuenta que ese día descubrió mi futuro. Hay que reconocer que desde hace muchos años eso de pintar en las paredes era un poco de gamberros. De gentuza que se dedicaba con sprays a pintar las paredes y a poner frases sin sentido. En definitiva, a estropearlo todo. Pues bien, con el paso de los años, lo que he hecho es hacer del grafiti un arte. Yo y muchos de mi generación. Y es que muchas veces hemos tenido que escuchar que el grafiti era arte o gamberrada.
Son muchos años escuchando eso de que hay grafitis que son feos o chapuceros y otros que son verdaderas obras de arte. De acto vandálico a símbolo del arte contemporáneo. Nos guste o no, los grafitis son ya parte inherente del decorado de nuestras ciudades. ¿Con cuál versión te quedas tú?
El grafiti es realmente una modalidad de pintura libre, destacada por su ilegalidad en muchos lugares, generalmente realizada en espacios urbanos. Y sí, ahora de lo que me sirve es para ganarme la vida. Los grafitis tradicionales, los vinculados a la cultura hip hop, han seguido evolucionando, a veces influidos por el postgrafiti/arte urbano, a veces con total independencia. Y ahora yo, me gano la vida con esto.
Ahora ya no pinto sin permiso legal, ahora son los propios ayuntamientos los que me llaman y me contratan para pintar murales en los pueblos y en las ciudades. El último que he hecho ha sido en el campo de fútbol de mi pueblo donde hice jugadores famosos y el escudo. La verdad es que cada vez que tengo que pedir pinturas de spray a Arte Spray me siento feliz. Allí encuentro todos los colores, como la última vez que tuvo que hacer un mural con los colores del arco iris ya que era un mural relacionado con el día del Orgullo Gay.
Grafiti en España
Y es que el arte del grafiti está abierto a todo, en mi opinión no entiende de ideologías. Actualmente, no hay ciudad española en la que no haya, al menos, un mínimo movimiento grafitero. Entre el año 2015 y 2016 se importa a España el llamado «ignorant style», estilo descuidado que tiene una estrecha relación con la aparición de la música Trap, impactando sobre todo en la ciudad de Barcelona. En Barcelona, actualmente algunos de los nombres más repetidos son Nimek, Tzar o Joa6. En Madrid destacan otros como Scaner, Darik o los DRN, en Sevilla Serranito o Ratón y en Málaga Presto, Trol o Farola.
¿QUÉ ES STREET ART CITIES?
Yo pertenezco al movimiento que se denomina Street Art Cities, es una comunidad internacional destinada a compartir y encontrar arte urbano. Se trata de una plataforma en la que se acerca información de los murales de cada ciudad, dónde localizarlos e información de cada uno de ellos, como por ejemplo, el nombre del artista y cómo hizo su obra. ctualmente ya tiene registradas más de 34.000 obras de arte de unas 900 ciudades, y alrededor de 90 países.
Como has podido comprobar, aquel día que la policía llegó a mi casa, nació un artista. Una buena forma de encontrar mi camino en la vida. Por eso, nunca una multa sirvió para abrirme los ojos. Eso sí, los 100 euros me tocó pagarlos de mis propinas, que en ese aspecto mi madre no era tan moderna.