Cuando hablamos de cultura, ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente? ¿Qué consideráis vosotros y vosotras como cultura cuando tenéis una conversación al respecto de este tema? Lo cierto es que es un aspecto un tanto subjetivo, pero hay cosas que no podemos obviar que tienen una gran relación con la cultura y que forman parte de ella. Entre otras, destacamos las siguientes:
- La lengua: faltaría más. Sin duda, conocer la cultura de un lugar empieza por conocer su idioma.
- Las costumbres: Hay que saber por qué las personas de ese lugar hacen lo que hacen. Nos ayudará a comprender su pensamiento.
- La historia: es lo que determina el momento actual que se vive en dicho lugar y lo que explica que muchas personas tengan una u otra opinión acerca de lo que ocurre en su propio lugar de origen.
- La gastronomía. Este es el apartado en el que nos vamos a detener en el artículo en el que nos encontramos. Sin duda, y aunque no todo el mundo esté a favor de reconocerlo, esta es una de las cuestiones que más puede definir a un determinado lugar, ya sea una ciudad, una región o un país.
Cuando hablamos de gastronomía, nos referimos a todo tipo de productos relativos a la alimentación. Y queremos hacer hincapié en la palabra «todos» porque a veces se nos olvida meter todo lo relativo a la bollería o la confitería en ese campo y no es justo. El dulce es un tipo de productos que nos llama mucho la atención y cuyo consumo suele ser bastante habitual entre muchas personas. Por eso, hablar de gastronomía sin referirnos a todo lo que tiene que ver con esto es hablar de gastronomía, sí, pero a medias. Hay que valorarlo todo.
En una noticia publicada en la página web Statista se comentan algunos aspectos ligados a la facturación de dulces y galletas en España en el año 2020. Las ventas de galletas, por ejemplo, supusieron una facturación cercana a los 1.400 millones de euros. La facturación relativa a los pasteles, por ejemplo, fue de 979 millones de euros. En general, un sector como este superó en 47’5 millones de euros los registros del año anterior. La pandemia, que provocó que la gente pasara más tiempo en casa y comprara más comida de la cuenta por si existían problemas de suministros, tuvo buena culpa de ello.
Cuando habláis con alguien de vuestro entorno que ha visitado un lugar y os cuenta qué es lo que le ha sucedido en ese lugar y qué ha visto de él, ¿os suele contar algo relativo a la gastronomía de ese sitio? Seguro que sí y estamos convencidos de que, cuando sois vosotros y vosotras quienes viajáis, la situación es la misma. La gastronomía es cultura y no cabe la menor duda de que la confitería o la pastelería forma parte de ella. Desde la confitería San Joaquín nos han indicado que la percepción que tienen muchos turistas internacionales de la confitería y repostería españolas es muy buena y que eso les sirve para confirmar lo que, anteriormente, otros les han contado.
Hay que seguir promoviendo esta parte de la cultura
Desde las administraciones públicas, es imprescindible que se haga todo lo posible por apostar por la promoción de la gastronomía. Son este tipo de instituciones las que se tienen que dar cuenta de la importancia que eso tiene para incentivar el turismo y no cabe duda de que, sin su aportación, todo va a ser mucho más complicado. Ni que decir tiene que de esto se han dado cuenta muchas organizaciones públicas que ya están trabajando duramente en promocionar la repostería de sus ciudades.
En este sentido, los concurso siempre suponen una muy buena opción que no se puede olvidar. Son muchos municipios los que tienen concursos de tapas. Eso funciona muy bien entre las propias personas que viven en estos lugares y que realmente valoran de esta manera todo lo que tienen a su alrededor. Que se hayan ido sumando muchos pueblos y ciudades a este tipo de cosas quiere decir que funcionan… y muy bien, además. Por tanto, hay que aprovecharse de esa inercia.
Estamos seguros de que vamos a ser capaces de sacar mucho más rédito de todas las posibilidades que implica la pastelería o la repostería de lo que hemos venido sacando hasta ahora. Los beneficios que se extraen de esto son sustanciales y nos invitan a seguir depositando nuestra confianza en cuestiones como de las que estamos hablando. Sin duda, es un acierto como la copa de un pino. Hay que seguir por ese camino y confiar en que, de este modo, vamos a potenciar todavía más todas las posibilidades de la repostería que existe en el interior de nuestras fronteras.