La roncopatía, la terapia que reduce los ronquidos.

Terapia para dejar de roncar.

Los ronquidos nos preocupan a la gente. Tanto a los que los producen y lo saben, como a las personas que duermen en la misma habitación y no pueden conciliar el sueño. Para algunas sintomatologías, ciertas clínicas dentales han puesto en marcha una terapia llamada roncopatía, con la que se reducen los ronquidos notablemente.

Los odontólogos de la Clínica Sánchez Arranz, una clínica de Burgos con más de 20 años de experiencia en el tratamiento de estos casos, opinan que las clínicas dentales están facultadas para abordar ciertos trastornos del sueño, puesto que algunos estudios médicos evidencian su relación con el desgaste de los dientes.

Uno de estos trastornos son los ronquidos. Sobre todo sí vienen asociados a la apnea del sueño. Sabemos que los ronquidos son molestos, pero en ocasiones pueden ser un síntoma de algún problema de salud grave. Problemas que afectan, por lo general, a las vías respiratorias.

Por eso, si alguna vez durmiendo, mientras roncas, te has quedado sin aire, que parece que te estabas ahogando, te has despertado a raíz de ese episodio, o te ha comentado tu pareja u otra persona que duerme en la misma habitación que te ha sucedido esto, no te lo tomes a broma. Es un asunto muy serio. Acude a un centro médico, como puede ser una clínica dental, y sal de dudas sobre lo que te pasa.

Un diagnóstico adecuado es el primer paso para combatir el problema. Los ronquidos no son solo ruido. A veces pueden llegar a ser peligrosos para la salud.

¿Por qué se producen los ronquidos?

El portal de información médica Medline Plus indica que los ronquidos son ruidos fuertes, roncos y secos que producimos mientras dormimos.

Cuando dormimos, los músculos de la garganta se relajan y la lengua se retrotrae dentro de la boca. Si algo obstaculiza el libre paso del aire a través de la boca o la nariz, las cuerdas bocales vibran y se produce ese ruido tan molesto.

Hay varios factores que pueden incidir en que tengamos ronquidos. Uno de ellos es padecer sobrepeso, ya que la grasa del cuello ejerce presión sobre la laringe. Otro factor es tener el tabique nasal torcido o doblado, en este caso el aire no puede entrar directo por la nariz.

Tener el paladar blando o el simple envejecimiento, hace que se vayan destensando los músculos de la boca, ocasionando  ronquidos. Las personas que tienen la lengua más ancha que la cavidad bucal también suelen producirlos. El consumo desmesurado de alcohol por la noche, las pastillas para dormir y algunos antihistamínicos aumentan la posibilidad de roncar. Inflamaciones de amígdalas y de garganta son otros de los factores desencadenantes.

Cualquier persona adulta, mientras duerme, tiene tendencia a roncar. El problema aparece cuando, mientras roncamos, dejamos de respirar total o parcialmente durante más de 10 segundos seguidos. Hay personas a las que les pasa y ni siquiera son conscientes. Se despiertan angustiados tras haberse quedado sin aire, se vuelven a dormir y vuelven a roncar.

Hay varios trucos que nos pueden ayudar a reducir los ronquidos. Uno de ellos es bajar de peso, otro es evitar el consumo de alcohol y de sustancias o medicamentos que nos produzcan somnolencia. Dejar de fumar también ayuda.

Dormir boca arriba es una postura que facilita los ronquidos. El aire entra en cuerpo venciendo multitud de obstáculos. Para evitar esta postura hay varios remedios caseros. Uno de ellos es coser una pelota de tenis en la  parte de dentro de la camiseta del pijama. Cuando nos tumbemos inconscientemente con la espalda pegada al colchón sentiremos una sensación incómoda que nos obligará a acostarnos de lado. Poco a poco, el cuerpo se irá acostumbrando y evitará la postura.

Qué es la apnea del sueño.

La apnea del sueño es un trastorno grave respiratorio mediante el cual la respiración se interrumpe repetidas veces hasta alterar el sueño. En ese tiempo, el cuerpo reduce drásticamente el volumen de oxígeno y aumenté el de dióxido de carbono. MSD Noticias recuerda que puede llegar a producir muerte súbita.

Como hemos dicho antes, algunas personas la padecen y no son conscientes de ello. Algunos síntomas que no pueden poner en previo aviso son estar somnoliento durante el día, aunque pensemos que hemos dormido 8 horas la noche anterior, levantarnos con jaqueca o sufrir despertares repentinos en los que experimentamos jadeos y resoplidos.

La apnea del sueño es una enfermedad, no es un hecho puntual. Por lo que las personas que la sufren suelen tener episodios de este tipo con frecuencia.

La apnea puede ser obstructiva o central. En la apnea obstructiva, la garganta se cierra repentinamente varias veces, evitando la entrada de aire en el cuerpo y la salida de dióxido de carbono. Suelen producirse 5 o más interrupciones por hora. Cada interrupción dura más de 10 segundos.

Ciertas alteraciones bucodentales pueden ocasionar apnea del sueño obstructiva. Son por ejemplo las mala-oclusiones dentales, los maxilares inferiores anormalmente pequeños o las personas que tiene la garganta estrecha y el cuello grueso. Factores como la obesidad, el consumo de alcohol o el hipotiroidismo incrementan las posibilidades de sufrir esta modalidad de apnea.

La apnea central del sueño tiene su origen en un funcionamiento anormal del tronco del encéfalo. Es menos frecuente que la apnea obstructiva. Esta parte del encéfalo controla el ritmo de la respiración con relación a la concentración de dióxido de carbono en sangre. Cuando el nivel de CO-2 es elevado, el encéfalo ordena al sistema respiratorio que aceleremos el ritmo de la respiración. Que respiremos más rápido. De esta manera se acelera la expulsión del excedente nocivo de dióxido de carbono. Las personas que sufren apnea del sueño central no responden a estos cambios. Por tanto, mientras duermen, se les puede parar la respiración o respirar menos profundo y más lento de lo normal.

Es un problema que sufren solo cuando duermen. Ya que cuando están despiertos, el funcionamiento de otras partes de cerebro suple las deficiencias del encéfalo. A esta enfermedad se le conoce popularmente como “La Maldición de Odina.” Los enfermos no pueden respirar bien cuando duermen y sí lo hacen cuando están despiertos.

Debido a la entrada y salida irregular de aire, ambas apneas van acompañadas de ronquidos.

Otras causas de los ronquidos.

Nos hemos referido a la apnea del sueño, a la obesidad, al consumo de alcohol  y al envejecimiento. Otras causas que provocan ronquidos son:

  1. Anatomía de la garganta: Algunas personas tienen una estructura anatómica de la garganta que favorece los ronquidos, como úvulas alargadas, amígdalas agrandadas o un diámetro de la garganta estrecho.
  2. Congestión nasal: La congestión nasal debido a resfriados, alergias o sinusitis dificulta la respiración a través de la nariz, lo que provoca ronquidos.
  3. Ingesta de alimentos tarde en la noche: Hacer cenas copiosas o pesadas poco antes de acostarse aumenta la probabilidad de roncar, ya que el proceso de digestión afecta la respiración.
  4. Fumar: Fumar irrita las vías respiratorias y provoca inflamación. Un fumador tiene muchas probabilidades de roncar.
  5. Problemas de tiroides: Algunos trastornos de la tiroides, como el hipotiroidismo, producen un engrosamiento de los tejidos de la garganta, lo que aumenta la probabilidad de roncar.

La terapia.

La terapia de roncopatía permite corregir casos de ronquidos afectados por apneas del sueño leves y moderadas. Su aplicación se basa en tres pasos.

El primero de ello es la recogida de datos. El paciente se marcha a su casa con un dispositivo electrónico que se activa por la noche y que mide variables como el flujo respiratorio, la frecuencia cardiaca, la posición corporal, los niveles de oxígeno en sangre y la intensidad de los ronquidos.

Con los datos recogidos por el aparato, la clínica dental efectúa un estudio para evaluar si el paciente sufre apnea  y en qué grado.

A partir del diagnóstico, se encarga una férula especializada que conecta el maxilar inferior y superior por medio de unos tensores que evitan que la mandíbula se retraiga y se cierren las vías aéreas.

Estas férulas se llaman Dispositivos de Avance Mandibular (D.A.M.) El paciente ha de colocárselos cada noche al irse a dormir y quitárselos cuando se levante. Están diseñados para mantener la mandíbula ligeramente adelantada, de forma que facilitan la entrada de aire y mantienen abiertas las vías respiratorias durante el sueño, evitando que se obstruyan.

De esta forma, reducen los ronquidos y los episodios de apnea. Las férulas están fabricadas a medida de la dentadura del paciente. Igual que se hace con las férulas de descarga para el bruxismo o los correctores de ortodoncia invisible. No existen un D.A.M. universal. Si se emplea una férula que no encaje perfectamente en la dentadura puede producir desplazamientos y erosiones en los dientes.

Como sucede con otros tratamientos, es necesario realizar un seguimiento periódico para valorar los avances. La terapia suele ser larga y puede requerir reajustes de la férula. A pesar de ello es un tratamiento efectivo en muchos casos, que además de reducir los ronquidos, previene  que el usuario sufra interrupciones de la respiración mientras duerme.

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