La línea entre la victoria y el segundo puesto es muy estrecha en todos los campos de la vida. Y más si eres ciclista. Todo el mundo sabe que Indurain ganó cinco Tours, que Perico Delgado y Carlos Sastre ganó uno. Y que Alberto Contador podría haber ganado más de dos si no hubiera sido por culpa de un maldito filete. Pero…¿quién se acuerda de los españoles que han quedado segundos? Pues hay unos cuantos. Samuel Sánchez, Joseba Beloki, Ángel Arroyo o Julio Jiménez. ¿te suenan? Si eres un gran aficionado a las dos ruedas seguro que sí, pero de lo contrario nada de nada. Todos ellos fueron segundos en la ronda gala, pero pasaron al anonimato por no subir a lo más alto.
Algo así le ocurría al protagonista de esta historia. Juan Carlos, un joven murciano que desde muy pequeño su sueño era triunfar en el ciclismo. Sin embargo, por unas cosas u otras, nunca logró ganar. Se preparaba muy bien, ponía toda la ilusión pero en el día de la verdad o tenía una pájara o no podía presentarse por una lesión. ¿Qué ocurría?
Los padres de Juan Carlos le llevaron a los mejores médicos. Se sometió a un montón de pruebas, pero nadie daba con la razón de sus múltiples lesiones. Hasta que un buen día, acudió a una clínica dental porque le dolía una muela. Pues bien, el dentista le dijo que sus numerosas lesiones se debían a que tenía un problema bucodental. “Aunque parezca mentira la práctica recurrente del ciclismo puede aumentar el riesgo de sufrir caries”, le comentaron desde la clínica dental Gaudí. Sí, como lo oyes. Y no es una leyenda urbana, tiene su razonamiento.
La culpa fue de la alimentación
Todo ello cuenta con un respaldo científico gracias a un estudio realizado por la revista Escandinava de Medicina y Ciencias del Deporte (Scandinavian Journal of Medicine), la cual establece que los ciclistas son más propensos a la erosión dental y la formación de caries que una persona que no acostumbra a entrenar sobre la bicicleta. ¿Por qué?
La comparativa puedo establecer que los atletas experimentaban mayor erosión dental y aumentaban en un 65 por ciento el riesgo de sufrir caries. La razón de este aumento se relaciona, según Scandinavian Journal of Medicine, con los hábitos de alimentación de los ciclistas.
Es decir que la forma de alimentarse de los ciclistas es la que tiene la culpa. Y todo tiene lógica pues en sus dietas hay un número elevado de azucares, carbohidratos y bebidas isotónicas. Y claro, la destrucción de los tejidos del diente tiene que ver con los altos niveles se produce por la ingesta de azúcar y las pocas medidas de higiene que implementan los ciclistas debido a sus largas jornadas de entrenamiento.
No es la única causa. El elevado consumo de glucosa que ingieren los pilotos a través de los geles, las barritas energéticas, el chocolate, la granola y las bebidas azucaradas provocan un gran impacto en la salud bucal.
Poca higiene
El estudio advierte que no solo se debe a la alimentación. También las tardías medidas de higiene son el segundo causante de la aparición de caries.
Con frecuencia, los ciclistas se exponen a largas horas de pedaleo sobre la bici, lo cual impide que puedan tomar medidas de higiene oportunas para evitar que el azúcar haga su efecto sobre sus dientes. Y es que aunque seas ciclista, lo que tienes que hacer es lavarte los dientes.
Qué hacer
Ante esta situación, Juan Carlos decidió cambiar sus hábitos.
Acudir a citas con el odontólogo por lo menos cada seis meses para evaluar la situación actual de la dentadura. Y hacer el respectivo higiene a los dientes antes y después de cada recorrido en bici. Sin olvidar, hidratarse correctamente con agua para evitar la resequedad bucal y favorecer la producción de saliva para contrarrestar la aparición de caries. Y por supuesto, reducir la cantidad de bebidas con altos niveles de azúcar.
Y así es como JC logró subirse a lo más alto del podio. Después de conocer esta situación, decidió cambiar sus hábitos y las lesiones desaparecieron. Por supuesto nunca logró subir a lo más alto del cajón del Tour de Francia, pero sí logró ser feliz montado en la bicicleta. Eso sí, como aficionado.
La moraleja que nos deja esta historia sobre ruedas es que, aunque seas deportista, tienes que cuidarte la boca y llevar una higiene correcta. Así es como conseguirás tus metas.