El Pirineo Aragonés, un destino para todo el año.

Hay quien piensa en el Pirineo Aragonés como un destino para las vacaciones de invierno. Por eso de poder practicar deportes invernales en estaciones de esquí como Panticosa. Probablemente se estén perdiendo gran parte de su atractivo. Te queremos dar algunos argumentos para que te aventures a visitar esta zona en otras épocas del año.

Antes de nada, debemos partir de que existen dos tipos de vacaciones. Las desenfrenadas, en las que nos queremos sumergir en el mogollón de la fiesta y vivir la diversión a tope, y esas otras en las que solo nos apetece descansar. Reponer energías y recuperar nuestro equilibrio físico y emocional, para encarar con ánimos renovados lo que queda del año. Evidentemente, todo no es blanco ni negro. En unas vacaciones bien organizadas hay tiempo para todo. Pero si lo que te seduce es la segunda opción, la tranquila, el Pirineo Aragonés es tu destino ideal.

Como sucede con otras zonas de montaña, el Pirineo te ofrece diferentes escenarios en un mismo espacio. Visitar el mismo lugar en diferentes épocas del año, es como si fueras a un destino diferente.

Si vas al Pirineo en invierno verás las montañas nevadas. Hace mucho frio, pero no te importa. Puedes practicar el esquí o el snowboard que es para lo que fuiste. Sin embargo, si lo que quieres es hacer senderismo por la montaña, encontrarás algunas limitaciones en esta época del año.

Visitar el Pirineo en primavera es una experiencia vivificante. El campo está rebosante de vitalidad. Se está produciendo el deshielo de las cumbres y los ríos bajan cargados de agua. Los prados están verdes y repletos de flores. Es un momento adecuado para perderte por las montañas en bicicleta o andando.

Si durante tus vacaciones de verano quieres escapar del calor abrasador, el Pirineo es tu destino ideal. Los meses de verano presentan unas temperaturas agradables que invitan a practicar actividades al aire libre.

Por último, según mi experiencia, el otoño es la época indicada para cultivar el turismo cultural. Visitar pueblos, museos y monumentos históricos sin encontrar la masificación propia de otras épocas del año.

El carácter cambiante del Pirineo, sin duda, te invita a repetir. Pero, es que hay más, mucho más. Estos son otros atractivos que presenta el Pirineo Aragonés:

Multitud de actividades.

El periódico digital Go Aragón resalta que el pirineo oscense es un escenario que permite efectuar una gran variedad de actividades, gran parte de ellas al aire libre, para todos los gustos y aficiones. Nos vamos a centrar principalmente en las menos evidentes. Es decir, las que no sean ir a la estación de esquí. Algo que sabemos que podemos hacer sin problemas. Estas son algunas de ellas:

  • El valle de Ordesa y Monte Perdido, en las faldas del Pirineo, presenta una de las mejores ofertas de senderismo de toda Europa. Rutas programadas a través de caminos pecuarios, que posibilitan desde caminatas suaves en plena naturaleza, hasta la ascensión a pie a picos de más de 2000 metros de altitud. Todo ello, explorando lagos, valles de montaña y paisajes impresionantes.
  • Si lo que te gustan son las emociones fuertes, algunos de los ríos que nacen de las montañas de los Pirineos permiten descender tramos de su curso por aguas bravas. Existen empresas en la zona que organizan actividades de este tipo.
  • El Pirineo Aragonés es una región apreciada por los escaladores. se debe a que ofrece itinerarios con diferentes niveles de dificultad. Adaptados para aquellos curiosos que se quieren introducir en este deporte y para los más expertos escaladores. Posibilitando la práctica distintas modalidades de escalada. Desde la clásica escalada deportiva hasta la escalada a roca.
  • Observación de la vida silvestre. El Pirineo tiene una rica diversidad de flora y fauna natural, la cual, dependiendo de la época del año y del itinerario elegido es relativamente accesible. Entre sus montañas podemos observar en su espacio natural al quebrantahuesos, a la marmota o al ciervo europeo.
  • Todo el mundo no lo sabe, pero la provincia de Huesca es uno de los mejores lugares de España para observar las estrellas. Esto se debe principalmente a la limpieza de sus cielos y a su baja concentración poblacional, lo cual reduce la contaminación lumínica. Un argumento que atrae cada año a centenares de turistas con esta afición al Pirineo Aragonés.

Recorrer sus pueblos.

El blog El Viajero Fisgón afirma que esta parte de los Pirineos alberga un buen ramillete de pueblos que se encuentran entre los más bellos de España. Pueblos de montaña que, debido a su relativo aislamiento y al cuidado de sus vecinos, han logrado conservar un patrimonio arquitectónico y unas tradiciones que se pierden siglos atrás. Los pueblos que a continuación te menciono son solo un pequeño ejemplo de ello:

  • Aínsa. Este pueblo de casas de piedra centenarias forma parte de la asociación “Los Pueblos Más Bonitos de España”. Un pueblo que ha logrado vencer el paso del tiempo, ofreciendo un conjunto arquitectónico armonioso, entre los que destaca su Plaza de España, en donde se encuentra la iglesia románica de Santa María. El pueblo se encuentra rodeado por la belleza natural del parque de Ordesa y Monte Perdido.
  • Ansó. Cerca de la ciudad de Jaca encontramos Ansó, un pequeño pueblo de casas de piedra, madera y fachadas encaladas, declarado Bien de Interés Cultural. Entre su patrimonio encontramos la iglesia románica de San Pedro y el Museo del Traje Ansotano. Donde se recoge la evolución de los trajes folclóricos del lugar.
  • Torla – Ordesa. Este es un pueblo rodeado de un paraje natural impresionante. No en vano, se le considera la puerta de entrada al parque natural de Ordesa. De él parten varias rutas de senderismo que se adentran en el valle. De entre su patrimonio cultural destaca su iglesia románica construida sobre una gran roca.
  • Este pueblo ubicado en el corazón del Pirineo, cuenta con un balneario de aguas fulgurosas que ya estaba activo en la época de los romanos. Dentro de su casco antiguo podemos disfrutar palacetes y casas señoriales como el Palacio de los Marqueses de Ribagorza y la Casa Juste.
  • Si hablamos del Pirineo, no nos podemos olvidar de la ciudad de Jaca, la más importante de la zona. Un enclave militar y comercial con relevancia desde antes de la dominación romana. Jaca cuenta con una catedral románica del siglo X, parada obligada en el trayecto francés del Camino de Santiago, con una ciudadela militar mandada construir por Felipe II en 1592, con la Torre del Reloj, que fue una cárcel durante el reinado de los reyes católicos y con varios edificios modernistas.

No te pierdas su gastronomía.

Varios turistas que han visitado recientemente la zona y con los que hemos hablado, no dejan de ensalzar las maravillas gastronómicas del Pirineo Aragonés. Es el caso de Nerea Pérez y Eneritzu Mugazu, quienes hace poco se hospedaron en la Casa Rural – Restaurante Balcón del Pirineo, un alojamiento rural ubicado en el municipio de Buesa, en pleno Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Nuestras amigas quedaron fascinadas por el sabor de sus carnes y sus postres tradicionales.

Las comarcas pirenaicas de Aragón destacan por la calidad de sus productos y por su forma tradicional de cocinarlos. Tanto en las casas como en los restaurantes. La carne de la ternera pirenaica, por poner un ejemplo, se suele asar sobre brasas de troncos de roble, dándoles un aroma característico.

Un plato curioso de la zona son las Chiretas, piel vuelta de las tripas de cordero que se rellenan con arroz, mollejas, corazón y pulmón del animal. Se cuecen a fuego lento y se comen en una especie de sopa. Puede parecer un plato extraño, pero es una delicatesen que solo puedes comer en esta parte de España.

En el Pirineo Aragonés también son frecuentes los guisos de jabalí, las migas de pastor y, por supuesto, sus quesos elaborados con leche cruda de oveja.

No muy lejos de allí se produce el vino de Somontano. Uno de los más apreciados en el norte de la península ibérica y se elabora la miel del Alto Aragón, ingrediente habitual en muchos de los postres tradicionales de las comarcas pirenaicas. En fin, todo un manjar para los amantes del buen comer.

Un bálsamo contra el estrés.

Llegar a los Pirineos y respirar el aire puro de las montañas es un remedio milagroso para desprendernos de las malas vibraciones que acumulamos en el día a día. Nuestro cuerpo y nuestra mente nos lo agradecen. Parece imposible que aún queden rincones como este que no estén afectados por la contaminación. Y lo más curioso, que lo tengamos tan cerca.

El simple hecho de pasear por los verdes prados, notar en nuestro rostro la caricia del aire de la montaña, escuchar el trinar de los pájaros, nos devuelve en gran parte ese equilibrio que tanto necesitamos.

El Pirineo Aragonés lo tenemos a un tiro de piedra. No te prives del placer de disfrutarlo en cualquier época del año.

 

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