El descenso de la natalidad

Llega una edad en la vida de cualquier mujer en la que la mayoría de nosotras (no todas, por supuesto) siente ese conocido despertar del reloj biológico… es momento especial, único y tierno en el que sentimos en nosotras el instinto maternal más fuerte que nunca, y con él nos llega la hora de hacernos una de las preguntas más importantes para nuestra vida: ¿queremos ser madres?

Cualquiera podría pensar que, para una mujer, es una pregunta rara… pero, debido a la evolución de la condición humana, cada vez resulta menos raro que las mujeres se hagan esas preguntas.

 

Ahora, las mujeres sí tienen voz y voto sobre sí mismas y sobre sus vidas

Antiguamente y llegadas a cierta edad, nadie se cuestionaba ni se preguntaba nada al respecto: si la mujer madura estaba preparada para entrar en cinta y para darle un heredero a su esposo, debía hacerlo. ¡Y lo hacía!

Era algo muy común, sobre todo cuanto más te remontas al pasado, donde la descendencia y la preservación de la sangre era algo tan sumamente importante para la familia y para el hombre que era algo incuestionable.

Ahora, en la actualidad, este tema se trata de forma totalmente diferente.

De hecho, solo hay que ojear la evolución del tema del aborto estos últimos años para darnos cuenta del poder que tiene ahora la mujer sobre su cuerpo y su vida para darnos cuenta de lo diferente que funciona ahora el mundo.

Hoy en día, las mujeres tienen una serie de derechos que les ha costado años de sudor, persecuciones, ajusticiamientos y sangre.

Ya no hablamos tan solo sobre el tema de tener o no tener hijos, sino sobre toda su vida en general. ¿Has visto en esas películas antiguas a alguna mujer caminar sola por la calle? Todas iban de la mano con su hermano, su padre o su pareja, porque era impensable que una mujer fuese sola por la calle. ¿Sabes, además, que, antiguamente, las mujeres no podían ir al colegio, aprender a leer o trabajar fuera de casa? Una mujer estaba destinada a cuidar de su casa, de su esposo y de sus hijos. Y, antes de que su esposo entrase en su vida, cuidaba de su madre y de sus hermanos. Y, por supuesto, si enviudaba no podía juntarse con otro hombre, porque su vida se resumía en cuidar de su madre, de la madre del novio y de sus hijos hasta el fin de sus días.

Con todo esto quiero decir que la vida y los derechos de las mujeres han evolucionado mucho durante los años de la humanidad, y, ahora, tienen acceso a muchas decisiones que antiguamente eran completamente impensable para ellas.

Entre ellas, el simple hecho de decidir si querían ser madres… o no querían serlo.

 

Las mujeres que no quieren ser madres están mal vistas

Todas las mujeres del mundo se han enfrentado, llegadas a cierta edad (tengan o no tengan pareja), a cierto tipo de comentarios por parte de familiares y amigos que, seamos sinceras, llegan a ser bastante molestos.

Se te va a pasar el arroz…”, “¿Cuándo vas a darle a tu madre un nieto?”, “Si sigues así, se te va a pasar el mejor momento de tu vida para ser madre”, y muchos, ¡muchos comentarios más sobre este estilo. ¿No es común que, cuando la familia se reúne (en Navidades, por ejemplo), la atención se clave automáticamente entre la chica que está sola para soltarle estos comentarios, o la joven pareja a la que se le avasalla con la idea de cuándo van a tener hijos para aumentar la familia?

Estos comentarios no son nuevos en absoluto, sobre todo en familias grandes.

Yo misma, de hecho, estudié un curso, Técnico Superior de Educación Infantil, y, cuando mis propias compañeras se enteraron de que no tenía deseos de ser madres, entraron en histeria y pusieron unas caras que jamás se me olvidará. Literalmente, me hicieron sentir una loca porque no quería tener hijos. Es más, recuerdo la típica frasecita que alguna me llegó a soltar: “¿Siendo profe de infantil no quieres ser madre…?”. Como si fuese totalmente antinatural que una futura profesora de educación infantil no tuviese deseos de ser madre. Algo totalmente ilógico desde mi punto de vista.

Todo esto se resume en lo siguiente: en una sociedad donde lo normal es lo que está de moda (como el hecho de que la mujer quiera ser madre), lo diferente está mal visto.

En una sociedad costumbrista donde la mujer, llegada a cierta edad, ha de sentir deseos de ser madre, está muy mal visto que no quiera ser madre. Es como si una mujer que no tenga deseos maternales fuese antinatural o fuese mala persona por no querer serlo.

Por lo hablar de la típica crítica de: “Eres una egoísta, los niños te dan muchas alegrías”. ¿Por qué no querer ser madres nos hace egoístas? Yo puedo comprender que, para ciertas personas, ser padres es lo mejor que les puede pasar en la vida. Pero otras parejas son felices viajando por el mundo, y ello no las hace egoístas.

Dice el rey león: “Hakuna Matata. Vive y deja vivir”.

 

Esta es la razón de que la natalidad empiece a descender

Si miras las noticias y los periódicos, estos días es muy común leer el mismo titular: “la tasa de natalidad, más baja que nunca”. Y es totalmente cierto: en España, la tasa de natalidad está en su punto crítico, en comparación con otros años donde han nacido muchos niños en comparación.

Cada vez son más las mujeres que no quieren ser madres, que desean dedicar sus vidas o a sus parejas o a otra cosa que las llena muchísimo más: como, por ejemplo, viajar, a su familia, o a sus hobbies.

Y esto no es necesariamente malo.

Sin embargo, tampoco es necesariamente bueno. Con esto no quiero decir que esas mujeres tendrían que tener hijos, ¡en absoluto! Nadie que no desee ser madre debería verse obligada a serlo. Pero sí que tenemos que tener en cuenta lo que una tasa de natalidad baja puede provocar en la población de cualquier país.

 

Consecuencias de una natalidad baja

Desde The Baby House, especialistas en todo tipo de productos para bebés, nos hacen saber que, en efecto, una natalidad baja puede traer consigo consecuencias a la larga para cualquier país del mundo. Y es que no es algo que tomarse a la ligera, porque puede afectarnos de muchas formas distintas.

Vayamos paso a paso, porque una influye en otra de manera garrafal:

 

  • Una natalidad baja deriva en una población envejecida

Usemos la fría lógica para entender esto: ¿qué sucede en un país donde el nacimiento es cada vez menor? Es simple: que las personas que viven en ese país cada vez son más ancianas y no hay tantos nuevos nacimientos para sustituirlas.

En consecuencia, en ese país va a haber más población envejecida que nacimientos nuevos y, llegados un tiempo, la población en edad de trabajar va a ser, cada vez, mucho menor.

 

  • En consecuencia, no se introduce dinero en las arcas del estado

Sigamos relacionando: si cada vez hay menos personas en edad de trabajar, llegará un momento en el que a las empresas les cueste encontrar personas en edad de trabajar, y, en consecuencia, habrá menos contratos.

Esto deriva en una menor cantidad de dinero en las huchas de las pensiones… lo que, en un país cada vez más envejecido, sería un problema muy, muy serio.

 

  • A raíz de esto, habría un crecimiento de desempleo

Esto es obvio: si cada vez menos personas producen cosas para consumir y contribuir a la economía de un país, el crecimiento económico va a ser mucho más lento de lo normal.

En consecuencia, el desempleo va a crecer, como bien has leído antes, y las empresas tendrán más difícil acceder a trabajadores.

 

Medidas para fomentar los embarazos en la mujer

Los Gobiernos se centran en varias medidas para que esto no ocurra, y ahora vamos a explicarte cuáles son esas medidas:

 

  • La principal medida se centra en evitar los abortos con ayudas económicas a las familias que deseen tener hijos

La forma en sencilla: debido a que muchas de las mujeres no quieren tener hijos porque piensan que tener un hijo es una gran responsabilidad, y es mejor tenerlo si tienes los medios adecuados para poder mantenerlo… esta medida se centra en facilitar a la mujer medios para cuidar a su hijo.

Solo tienes que leer lo que dicen en el Gobierno de Castilla y León para comprender a lo que me refiero: “La junta propone una serie de medidas relacionadas con el ámbito sanitario y asistencial para el fomento de la natalidad y el apoyo integral a las familias, […] en consonancia con las acciones recogidas en el acuerdo suscrito entre PP y Vox”. Las iniciativas se lanzaban, sobre todo, para “ayudar a las mujeres que lo precisen a superar las dificultades para ser madre”, que es de lo que se trata.

En definitiva: la natalidad está bajando, ya sea por falta de recursos económicos o por decisión de la propia madre. Y está en nuestra mano conocer las consecuencias que ello conlleva… pero también, sobre todo, el respetar el deseo de cada persona.

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