La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe de Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas, define la adicción como una enfermedad emocional, física y con predisposición genética. Debido a factores neurobiológicos, algunas personas tienen una predisposición mayor o una fragilidad especial para desarrollar algún tipo de adicción, en las que ciertas áreas del cerebro son más susceptibles a desencadenar una dependencia, por lo que si estas personas comienzan a consumir sustancias adictivas es muy probable que terminen desarrollando una enfermedad.
La adicción es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro que se caracteriza por la búsqueda del alivio a través del consumo o uso de sustancias y que conlleva la dificultad para abstenerse y por tanto la pérdida de control sobre el consumo de estas sustancias adictivas, que pueden ser alcohol, cocaína, cannabis, tranquilizantes, ludopatía o ninfomanía, entre otras sustancias. La pérdida de control que genera el consumo de estupefacientes hace que el adicto, aunque se lo proponga, no consiga dejar de consumir aun siendo consciente del perjuicio que ello le ocasiona. Y es en ese momento cuando el paciente debe acudir inmediatamente a un centro de desintoxicación y/o a solicitar la ayuda de un profesional. Aquí es fundamental la actuación del entorno cercano del consumidor de drogas, ya que este no es consciente de su estado ni considera que requiera ayuda.
Los síntomas de una adicción son:
- Pérdida de control del uso, con episodios de uso compulsivo que afectan a la vida de la persona que lo sufre.
- Alteraciones del carácter y de la conducta, con irritabilidad, ansiedad, enfados, nerviosismo, comportamientos agresivos, descontrol de hábitos y horarios, abandono de aficiones y amistades.
- Obsesión.
- Negación del hecho o autoengaño.
- Sentimiento de culpabilidad.
- Deterioro de la calidad de vida.
Las adicciones deben ser tratadas por un especialista en psiquiatría, pudiéndose complementar con un tratamiento farmacológico.
Las principales fases del tratamiento de una adicción son:
- Desintoxicación. En función de la salud de la persona adicta y de la dosis consumida, será el médico especialista el que evalúe y determine la necesidad de ingreso en un centro especializado. Mediante este proceso se trata de eliminar las sustancias adictivas del organismo, bajo supervisión médica con el fin de evitar los síntomas del síndrome de abstinencia, tal y como indican desde Despierta.
La desintoxicación también puede realizarse ambulatoriamente, en el domicilio de la persona, bajo la supervisión de un familiar responsable y del médico responsable de pautar la medicación.
- Deshabituación. Esta fase se lleva a cabo con pacientes ya desintoxicados, es decir que ya no sufren los efectos de la abstinencia. Es una fase de reeducación en la que la persona con un tratamiento psicoterapéutico adquiere conciencia de su dependencia e intenta identificar las situaciones, hábitos y conductas de alto riesgo de recaída, intentando establecer unos mecanismos de control como el manejo de dinero, analíticas…
- Rehabilitación. La persona con ayuda de los profesionales intenta modificar sus comportamientos tanto en el ámbito individual como en el familiar y social, así como poner en práctica las habilidades y estrategias aprendidas para no volver al consumo de sustancias. Se reducen los mecanismos de control para controlar la abstinencia.
- Reinserción. Se trata de la fase final del tratamiento en la que se consolida el cambio y la persona se prepara para su reintegración en todos los ámbitos de la vida como son el familiar, social, laboral, etc. Los profesionales deben acompañar a la persona en esta nueva vida y apoyarle en sus necesidades.
Las adicciones son difíciles de prevenir, pero hay factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de sufrirlas, como pueden ser:
- Factores familiares. Falta de arraigo o lazos con la familia, familias desestructuradas, familiares adictos al consumo de drogas…
- Factores sociales. Vivir en un entorno muy desfavorecido, malas amistades, problemas económicos…
- Factores individuales. Problemas de conducta, depresión, ansiedad, baja autoestima…
- Factores escolares. Fracaso escolar, acoso, aislamiento…
¿Qué es la salud telemental?
El uso o utilización de la tecnología de telecomunicaciones o videoconferencias para ofrecer servicios virtuales de salud mental, es lo que se denomina salud telemental. Este tipo de servicio ha incrementado exponencialmente su presencia en nuestra sociedad a raíz de la pandemia de coronavirus (Covid-19), ofreciendo sus servicios para realizar terapias, evaluaciones, administración de medicamentos…
Los beneficios que ofrece la salud telemental son de una gran conveniencia, dado que las citas de salud telemental no necesitan de desplazamientos, se programan las citas con menos anticipación, los pacientes pueden realizar la consulta desde su propio hogar, tienen menos problemas con el cuidado de los niños, no necesitan faltar media jornada a su lugar de trabajo…