La gran mayoría de los implantes dentales, para reponer los dientes perdidos, se fabrican con titanio. Un metal resistente compatible con el cuerpo humano. En los últimos tiempos se han comenzado a fabricar con zirconio. Un material cerámico que reduce considerablemente las posibilidades de infección. Algunos expertos afirman que el zirconio ha venido a revolucionar la implantología moderna. Veamos qué diferencia existen entre los implantes de zirconio y los de titanio.
Antes de nada hay que partir de lo que es un implante. Los implantes dentales son apósitos médicos que vienen a sustituir la raíz del diente perdido. Sobre él se colocará la prótesis o corona. El diente artificial que nos va a permitir recuperar la operatividad de la dentadura. El implante se une molecularmente con la estructura ósea de la mandíbula, mediante un proceso natural que se llama osteointegración. El implante se recubre con tejido de la encía, como sucede con la base de un diente. Sin el implante, el diente postizo terminaría cayéndose.
El titanio es el metal más utilizado en la fabricación de implantes dentales. Estos implantes tienen forma de tornillo. El titanio es un material resistente que ofrece una fácil integración con los huesos alveolares y tiene la resistencia suficiente como para poder soportar la presión producida por la masticación. Sin embargo, al tratarse de un metal, puede terminar recubierto por las bacterias de la boca y generar una infección dentro de las encías. Por otro lado, aunque se han dado pocos casos, existen pacientes que son alérgicos al titanio y pueden terminar expulsando el implante.
Los implantólogos dentales de la clínica Icoa, en Madrid y Las Rozas, pioneros en la utilización de implantes cerámicos en nuestro país, afirman que los implantes de zirconio corrigen muchas de las deficiencias y problemas ocasionados por los implantes de titanio.
El zirconio es un elemento químico de gran resistencia. Procede en su gran mayoría del circón, una piedra de origen volcánico. Para la fabricación de implantes se utiliza el óxido de zirconio. Un polvo con el que se obtiene un material cerámico, similar a la porcelana, pero tres veces más fuerte. Por su naturaleza impermeable, repele la placa bacteriana, evitando que se adhiera y reduciendo la posibilidad de infección. Al igual que el titanio, es un metal biocompatible con el cuerpo humano, lo que permite que se suelde de forma natural con la estructura ósea maxilofacial. Es una opción atractiva estéticamente, ya que tiene el implante de circonio, tiene el mismo color, o parecido, al de la prótesis dental que se colocará encima, haciendo que pase desapercibido.
Estas son las principales diferencias entre los implantes de zirconio y los de titanio.
Su color es más parecido al de los dientes naturales.
En ocasiones, los implantes de titanio se aprecian a simple vista. Se perciben dentro de las encías o se aprecia un espacio metálico entre la encía y el diente. Sobre todo, si la encía se ha retrotraído.
Sucede porque muchas de las pérdidas de dientes son fruto de una enfermedad periodontal prolongada. La periodontitis es una infección que se produce dentro de las encías como consecuencia de la acción de bolsas de sarro y placa bacteriana que se han formado entre la encía y la parte del diente sumergida. Estas bacterias van erosionando la encía, la raíz del diente y los huesos alveolares, que los sujetan, Por consiguiente, el diente termina cayéndose, pero también se pierde densidad dentro de la encía.
El gris metálico del titanio resalta por detrás de la encía traslúcida. Esto es algo que puede molestar a los pacientes, ya que tras haber invertido un dinero en su operación, esta no resulta completamente satisfactoria. Para ellos, tan importante es recuperar la funcionalidad de la dentadura, como ofrecer una apariencia en la que los implantes no se notan.
La revista Gaceta Dental señala que los implantes de zirconio son idóneos para la reposición de dientes en la parte frontal. Los incisivos y los caninos. Aquellos que primero se ven cuando abrimos la boca y sonreímos. Esto se debe a que el zirconio es del mismo color que la corona que se coloca sobre ellos. Pareciendo a simple vista una prolongación de la prótesis dental.
No acumula placa bacteriana.
Para colocar el implante es necesario realizar una incisión en la encía. Esta es una herida que queda abierta y que tardará días en cicatrizar. Tiempo suficiente para que las bacterias que hay en la boca penetren en la encía a través de la herida y se concentren alrededor del implante.
El titanio y el zirconio, los dos materiales utilizados en la fabricación de implantes, son diferentes, tienen distintas propiedades, y manifiestan una relación diferente respecto a la placa bacteriana.
Mientras el titanio es un metal que puede terminar recubierto de bacterias, el zirconio, por sus características sanitarias, le resulta resbaladizo a la placa. Además de que el implante se conserva más limpio, también aumenta su sujeción. No hay que olvidar que el implante se fusiona a los huesos alveolares de la boca hasta formar una estructura sólida. La ausencia de bacterias evita que estas ataquen al hueso y que, por tanto, el implante se mueva al masticar, corriendo peligro de que se desprenda.
La utilización de materiales cerámicos en la implantología no es un fenómeno nuevo. Ya se utilizaba antes de que se empleara el titanio. El titanio se convirtió en el material más utilizado por la capacidad de integración con las estructuras de la boca. El descubrimiento de los implantes de óxido de zirconio ha revolucionado la implantología actual. Tiene la capacidad de integración del titanio y, al mismo tiempo, es tan higiénico como el resto de materiales cerámicos.
Previene infecciones posoperatorias.
Uno de los riesgos que entraña la colocación de implantes es la posibilidad de que la zona sufra infecciones una vez hecha la operación. Sucede a consecuencia del fenómeno que hemos descrito en el punto anterior. Para colocar el implante se hace una incisión en la encía, por la cual pueden penetrar bacterias y placa bacteriana.
La acción de la placa bacteriana no es inmediata. Tarda un tiempo, además es progresiva. Tras concentrarse alrededor del implante, las bacterias pueden infectar el tejido blando que lo rodea. Es una enfermedad que se llama periimplantitis.
La periimplantitis genera dolor en la parte de la encía en la que se ha colocado el implante. La encía queda inflamada y da una sensación de adormecimiento. Puede llegar a provocar halitosis, mal aliento, debido al proceso de putrefacción que las bacterias están provocando sobre los tejidos blandos. En los casos más graves produce fiebre.
Estas infecciones son más habituales en pacientes que fuman, beben alcohol o bebidas azucaradas; aunque se podría decir que es una lotería. Al fumar, por ejemplo, en cada calada entran por la boca una gran cantidad de elementos patógenos que fácilmente pueden penetrar dentro de la encía por la herida abierta. Los odontólogos recomiendan dejar de fumar a los pacientes que les han colocado un implante.
Algo parecido suceder con el consumo de bebidas alcohólicas o azucaradas. La gran cantidad de azúcar de estos líquidos es nutriente para las bacterias que habitan en nuestra boca, lo cual favorece su proliferación. Al haber más placa bacteriana en la boca, aumentan las posibilidades de que se introduzcan en la encía y se concentren en el área del implante.
Los implantes de zirconio, previenen en gran medida la periimplantitis en cuanto a que actúan como un repelente a la concentración de placa bacteriana. No se puede decir que tenga una eficacia absoluta, pero reduce en un alto porcentaje la probabilidad de sufrir infecciones si lo comparamos con los implantes de titanio.
Diferencias en la forma y en la colocación.
Los implantes de zirconio son más grandes que los de titanio. Ocupan más superficie dentro de la encía. Al principio de utilizar estos implantes se hacía un diseño similar a los de titanio. En la práctica se descubrió que tenían menos estabilidad. No es que fuera un material de peor calidad, sino que se trata de otra materia prima y, por tanto, su tratamiento ha de ser diferente.
Como resalta la revista digital Alimente +, todo el conocimiento acumulado en el campo de los implantes en las últimas décadas permite que se puedan colocar implantes de zirconio a cualquier edad y en casi todos los casos.
Todo este tiempo en el que se ha estado colocando implantes de titanio, ha permitido que cirujanos dentales e implantólogos tengan un conocimiento más profundo sobre cómo funcionan las diferentes estructuras que forman nuestra boca. Este conocimiento permite que se pueda aplicar a la introducción de nuevos materiales como el zirconio.
Ahora se sabe que cuando no hay hueso alveolar suficiente para que prenda un implante, se puede colocar un injerto óseo.
Los implantes de zirconio son un avance significativo en el campo de la implantología dental. Son relativamente nuevos y aún queda mucho por desarrollar, pero en los casos en los que se han utilizado, se ha demostrado su eficacia. Todo indica, que con el tiempo, sustituirán a los implantes de titanio.