¿Cuándo debo acudir al podólogo? Una buena pregunta que vamos a intentar responder. Desde podoavant.es que llevan años de experiencia en podología y donde doy fe de su buen hacer, ven que la sociedad cada vez está más concienciada de los cuidados médicos y costumbres más saludables de cara a contar con la mejor calidad posible.
Los pies, los grandes olvidados…
A pesar de todo ello, lo cierto es que los pies siguen siendo unos olvidados por buena parte de la gente, puesto que lo cierto es que solo se va al podólogo cuando se tiene alguna clase de dolor o molestia física.
Esto es una práctica poco recomendable, puesto de que si se acude de forma regular a revisiones, es posible prevenir lesiones y poder corregir alguna serie de deformidades a nivel estructural.
Lo más recomendable es acudir una vez al año para poder revisar el estado de los pies. Pensemos que el podólogo es el profesional que se encarga de prevenir, diagnosticar, tratar y rehabilitar las alteraciones que van a afectar a los pies.
Hay que acudir de inmediato ante toda clase de dolor o de molestia, todo ello de cara a poder obtener una valoración de lo más exhaustiva, siempre pensando en que se debe aplicar un buen tratamiento que ayude a que se haga una prevención de complicaciones en el futuro.
Cuando se padecen callos o durezas, es fundamental que se determine la causa del roce constante y se haga una quiropodia de la piel muerta.
Por ejemplo, si tenemos las uñas enrojecidas, es preciso ir al podólogo antes de que se produzca una infección. Es el podólogo el que va a valorar si ese enrojecimiento es por un motivo o es precisa la intervención quirúrgica y poder solucionar el problema de forma definitiva.
Cuando nos encontramos con algún hongo en las uñas o se sufre de sudoración en exceso, es necesario acudir a realizar a un cultivo micológico, de tal forma que podamos verificar si es por parte de alguna clase de hongo que pueda establecer el tratamiento que pueda ser el más adecuado.
De igual manera, si existen papilomas, que suelen ser parecidos a un callo, pero que tienen una serie de puntos negros en el interior y que suelen producir muchos dolores si se pellizcan o presionan.
Habitualmente suelen desarrollarlos los niños, pero también es posible que aparezcan en adultos. Suelen ser contagiosos o los cogen en piscinas o duchas públicas.
Cuando presentan deformidades como juanetes, dedos en garra o martillo, adquiere también gran importancia el acudir a la visita del personal especializado de cara a poder valorar el estado de las articulaciones.
Si se sufren lesiones en rodillas, tobillos, pies, molestias de articulaciones, etc, así como si se tienen pies planos, es fundamental hacerse una serie de un estudios a nivel biomecánico de lo que es la pisada, a fin de poder valorar un tratamiento efectivo y renovarlos.
Cuando se usan plantillas personalizadas hay que ir a un podólogo de forma periódica en las fechas que se indiquen para hacerse una revisión, valorando que el tratamiento sea efectivo y si fuera así, proceder a su renovación.
¿Quiénes son los que deben de ir al podólogo?
Los niños se tienen que hacer como mínimo una valoración anual cuando están creciendo para ver las posibles alteraciones sobre la marcha que puede haber en los pues y realizar el tratamiento que sea más adecuado.
En el caso de las personas que hagan deporte, es necesario ir a consulta para que se obtenga una valoración a nivel clínico y un estudio biomecánico para obtener una eficiencia amayor de la categoría deportiva a practicar para prevenir lesiones de cara al futuro.
Si los adultos tienen salud y no cuentan con alteración alguna, lo mejor es al menos revisarse una vez al año de cara a poder prevenir patologías en el futuro.
Las personas que sufren de diabetes es necesario que vayan de forma periódica, puesto que si se pierde sensibilidad, lo cierto es que las lesiones pueden terminar derivando en una serie de complicaciones como pueden ser las amputaciones.
Para la tercera edad, las visitas del podólogo se deben hacer con mayor frecuencia, no solo como prevención, también para poder tratar las diferentes alteraciones que pueden producirse con la edad, caso de las durezas, callos o las uñas engrosadas. Que de no tratarse pueden terminar haciendo que haya complicaciones con el paso de los años.
Deseamos que todo esto haya valido para conocer mejor el momento en el que se debe visitar al podólogo.