La verdad es que no suelo contar historias en las redes sociales ni en blogs, pero lo que he vivido en los últimos meses es para contarlo. Un momento para recordar, pedir disculpas y sobre todo agradecer lo que viví. Y es que yo pertenezco a ese grupo de personas que se han casado en tiempos de pandemia. Nunca pensé que el coronavirus me lo iba a poner tan difícil.
Como os decía, no suelo utilizar las redes ni subir nada personal, pero por aquí es por donde puedo llegar al mayor número de amigos que asistieron a nuestra boda. No para nada en especial, sino para poder daros las gracias por todo, por asistir y acompañarnos, por ser respetuosos con la situación que vivimos todos, por saber divertiros con todas las pegas y limitaciones que nos han impuesto y que caray, ¡que sois geniales!
Todo comenzó un año antes. 2019, qué felices éramos. Nadie podía imaginar lo que nos iba a venir. Nuestra boda estaba fijada para el mes de junio, el 20, exactamente. Cuando lo anuncié, casi con un año de antelación, nunca pensé lo que iba a llegar. En total, éramos casi 120 invitados.
El traje
Cuando en febrero se comenzaron a escuchar los primeros casos de coronavirus, nunca pensé que iba a tener tantos problemas. Como cualquier novio y novia comenzamos a preparar la boda. No podía faltar el traje de la novia, lo más especial. De eso se encargó Joana Diestre, que hay que reconocer que en todo momento se portó de 10. Aunque cada vez las noticias eran más negativas, nosotros apostamos por ese día. Sin embargo, cuando llegó el confinamiento y el Estado de Alarma, nos cambió la mentalidad. Estaba claro que la cosa estaba muy mal.
La gente no animaba mucho. Todo eran comentarios críticos. “Sois unos inconscientes”. “La tenéis que aplazar”. Yo les entendía, pero estaba claro que no se podía tratar así, Las cosas se pueden decir con respeto. Nosotros, al ver lo que había, decidimos aplazarlo tres meses La verdad es que pensábamos que para septiembre la cosa no estaría tan mal. Pero lo cierto, que como el Gobierno y los expertos, nos confundimos. Lo que estaba claro es que no íbamos a aplazarla más veces. Que fueran las personas que quisieran. Al final, se cayeron casi 50 personas. Pero lo importante era sacarlo adelante.
Y lo hice porque sabía que todo se iba a celebrar con garantías. Tengo claro que el coronavirus estará aquí por mucho tiempo, y lo que tenemos que hacer es convivir con ello. Mi boda se celebró con todas las medidas de seguridad. Con mascarilla, con distancia social y con el famoso gel desinfectante. Como pasa en todo, las normas están para cumplirlas. Afortunadamente todos los invitados tuvieron mucho sentido común.
Las normas
Las normas estaban claras. El cóctel y el baile son dos de los elementos principales en este tipo de celebraciones y tuvieron que modificarse ante el riesgo de contagio. Los salones y fincas para la celebración de este tipo de eventos también han adaptado sus instalaciones para cumplir con estas medidas. Así, en la Finca donde yo lo hizo se modificó todo el mobiliario en la celebración del cóctel para que pueda haber más puntos donde la gente esté separada en grupos familiares.
Los aperitivos se sirvieron de forma individual y el camarero les sirvió el plato con la comida. El número de personas por mesa se redujeron y la recomendación que nos hicieron es que las mesas fueran de ocho a diez personas. Y finalmente todo salió bien. Y por eso, solo me queda mandar un mensaje para los que no pudieron estar.
A los que fueron y a los que no
A los que no pudieron asistir a la boda, la verdad es que los comprendo perfectamente. La situación para muchos de vosotros no es como para estar de fiesta, os quedasteis con las ganas y os acordasteis, nos llenasteis de mensajes con felicitaciones y os hemos tenido muy presentes. Que no lo dude nadie. Eso sí, para esos que han estado de vacaciones y luego no han querido ir, esos no me lo pusieron nada fácil. Me tuve que morder la lengua.
La situación actual nos hizo estar muy limitados, nos hubiera gustado hacer una boda tipo Borbón, pero así son las cosas, lo sentimos. Así que nada más, aprovechó para dar las gracias a todos por todo, ha sido la boda del año (la única boda del año) y ya sabéis donde podéis encontrarnos, con una cerveza de la mano normalmente. Lo que está claro es que nunca olvidaré esta boda. Es más, las fotos del álbum y sus mascarillas siempre me lo recordarán.